La visita guiada al museo fue una experiencia excepcional que cautivó a toda la familia desde el momento en que Gise e Inés extendieron su cálida bienvenida. Con una dedicación palpable, las anfitrionas del museo presentaron a los visitantes tres misiones fundamentales: cuidar las obras expuestas, disfrutar y aprender de cada pieza, y compartir sus impresiones al concluir la visita.
El recorrido inició en la sala dedicada a Antonio Berni, donde la interacción con el público fue esencial. A través de preguntas abiertas sobre lo que percibían en las obras, se fomenta un diálogo enriquecedor que permitió adentrarse en la interpretación de los cuadros. Se exploraron minuciosamente aspectos como texturas, colores, materiales utilizados e incluso la presencia de monstruos, desafiando la creatividad y la imaginación de todos los presentes.
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