miércoles, 1 de septiembre de 2021

Con B de Borges

 

Leonor Fanny Borges, más conocida como Norah Borges, es el lado B de su reconocido hermano. Nació dos años después que el escritor y usó el seudónimo masculino Manuel Pinedo para no ser comparada.

Por Gabriela Canteros |

Los hermanos Jorge Luis Borges y Leonor Fanny Borges, más conocida como Norah Borges, guardaban una íntima y entrañable relación llena de complicidades. Cuando eran niños, fue ella la primera en escribir poemas y textos que ahora sólo conservan los grandes coleccionistas, son reliquias valiosas para el mercado de bibliófilos.

Y era Jorge Luis el que dibujaba célebres tigres. En algún momento de esa infancia, dice Sergio Baur, uno de sus biógrafos, "sus caminos se bifurcan", y Norah eligió el dibujo y las bellas artes, mientras que el destino de su hermano ya lo conocemos todos.

En 1912 partieron a Europa, en un viaje que realizó toda la familia Borges para salvar la visión del padre de familia, sin resultados positivos. Norah estudió en la academia de Bellas Artes de Suiza; refugiados de la Primera Guerra Mundial, tuvo la primera impronta vanguardista bajo la influencia de los expresionistas alemanes. Una de las obras que se destaca de ese periodo es Tres músicos ciegos, ahora en perspectiva parece una presagio de la posterior ceguera que sufriría su hermano, luego su esposo y de la que también fue víctima su padre. Tan alta sensibilidad, a veces en el arte, se permite escenas premonitorias.

De regreso a la Argentina los hermanos Borges protagonizaron varias manifestaciones vanguardistas juntos, como fue el periódico mural Prisma, que al decir de un Borges más adulto y crítico, no lo leían ni los muros en los que estaban colgados, y el periódico cultural Martín Fierro que marcó la escena vanguardista en los años 20, confluyendo figuras literarias de renombre, ilustrados casi por completo por Norah. 

En ese escenario es donde su actividad fue trascendente, ilustró la tapa de Fervor de Buenos Aires, el cuento “Casa tomada” de Julio Cortázar, Platero y yo del español Juan Ramon Jiménez, libros de Silvina Ocampo y casi un centenar de libros de autores desconocidos y reconocidos. También tapas de horóscopos y calendarios, no era selectiva, lo ilustraba todo.

A fines de la década del 20 y después de un romance de casi 10 años contrajo matrimonio con el escritor español Guillermo de Torre, hecho que de alguna manera generó una distancia entre los hermanos. Sobre esta relación en una entrevista Borges relataba: “Me llevo magníficamente bien con mi cuñado, él no me escucha, y yo no lo veo", haciendo alusión a la sordera del escritor y a su propia ceguera, respondiendo con sarcasmo ante ese vínculo.

Norah se dedicó a acompañar la carrera de su esposo, y pronto fue madre de dos niños, en ese momento escribió para el periódico cultural los anales, con el seudónimo de Manuel Pinedo, sobre crítica artística, aludiendo que no deseaba ser comparada con su hermano.

Sus críticas son duras, como pocas en la historia del arte argentino, arremete contra Raquel Forner, Ramón Gómez Cornet, premio nacional de pintura de ese año, incluso crítica al Museo Nacional de Bellas Artes, por presentar una antología de pintores españoles donde no participa ninguna obra de Picasso. Esa era Norah, silenciosa y condescendiente; ácida y crítica al mismo tiempo.

Por su temperamento dulce le decían “cándida”, solía hacer preguntas y comentarios en las tertulias literarias entre Borges, las Ocampo y Guillermo de Torre que rompían y descontracturaban todo el ambiente y la pose intelectual de los presentes. Se relata que en Villa Ocampo solía decirle a Victoria, “señora usted siempre está pensando cosas profundas"; era casi como decir hoy en la mesa de Mirtha Legrand, “señora usted siempre hace preguntas tan gorilas”.

Norah murió a los 98 años, vivió una intensa amistad con Federico García Lorca, Silvina Ocampo y Xul Solar. Fue rechazada por la vanguardia formalista, se dedicó a su familia y a su esposo, fue retratada por Grete Stern, militó el feminismo, su historia merece contarse una y otra vez. Fue la Borges que nació en 1902 y falleció en 1999, cumpliendo casi un siglo de vida, ocupando con su arte todo el siglo XX, y que "extrañamente" para la mayoría de los argentinos, sigue siendo una total desconocida.

León Ferrari: arte contra el sistema


La artista Gabriela Canteros, colaboradora en AGENCIA PACO URONDO, analiza el carácter polémico de la obra del artista, sus intervenciones más críticas a la iglesia y a la dictadura militar de 1976. 

León Ferrari es conocido internacionalmente como el artista blasfemo. Su fama trascendió las fronteras con su obra “La civilización occidental y cristiana”. Ferrari nació el 3 de septiembre de 1920 en Buenos Aires. En el transcurso de su carrera, que inició como ingeniero, experimentó con diferentes materiales y de diversa manera: yeso, cerámica, cemento, madera y alambre. El eje de su obra no solo es el objeto visible, cada producción va acompañada de su capacidad de generar polémicas, discusiones con la Iglesia Católica, los Estados represivos-no democráticos, las injusticias sociales y su especial convicción por la lucha sobre los derechos humanos, sus ideales y compromisos que le valdrían el exilio y la censura, incluso en tiempos de democracia.

El indiscutible artista transgresor Ferrari se emparenta con el Juicio Final de Miguel Ángel, a partir de su obra Palomas y el Juicio Final. No únicamente por su temática apocalíptica: en esta escena convive una reproducción de la obra del artista renacentista con una jaula de palomas, que mientras vivían defecaban sobre la reproducción. Esta puesta no sólo acrecentó su enemistad con la Iglesia Católica sino también con la sociedad protectora de animales que realizó duras críticas a la misma. La última se resolvió, la otra, tal como su arte, trasciende su vida física.

Ferrari y la cerámica

Una de las primeras experiencias artísticas de Ferrari fueron las producciones cerámicas, desde 1952 aproximadamente, las realizó cuando residía en Europa, adonde se había trasladado para colaborar con el tratamiento médico de su hija, que finalmente perdió la audición. Son piezas abstractas que adquieren el nombre de hombre, mujer, abstracciones y simplifican los conceptos de femenino y masculino en singulares formas orgánicas.

Ferrari y los grafismos

Durante su exilió en Brasil va a realizar gran parte de sus grafismos, vinculados primordialmente a sus lecturas sobre la Biblia, la religión y al concepto de infierno que atravesará gran parte de sus producciones, proyectándose finalmente, a las obras que focalizaron críticamente en la perspectiva política de la Argentina durante la dictadura militar del 76.
Entre textos incomprensibles se incluyen oraciones reconocibles y títulos tales como: “No he venido a meter paz sino espada”, de la serie "Relectura de la Biblia”, (1987) reformulando evangelios e interviniendo en su sentido. Rompe formatos, rompe paradigmas, interpela a las grandes instituciones de poder con obras satíricas y experimentales.

Ferrari y la Iglesia Católica

En cuanto a los vínculos con instituciones históricamente relacionadas a los círculos de poder, uno de sus más mediáticas intervenciones es la relacionada con el actual Papa Francisco, por entonces el Monseñor Bergoglio. Estas dos figuras coincidirán históricamente en la primera parte del regreso a la democracia y en los 90. En innumerables choques frente a su provocadora y disruptiva obra; León será señalado como un artista blasfemo por excelencia. Muchas de sus representaciones, collage  y producciones van a exponer seriamente el lugar de la institución eclesiástica argentina durante la última dictadura militar. Especialmente tomará relevancia el concepto de infierno que Ferrari entiende como un modo de coerción utilizado sistemáticamente para el sometimiento de sus fieles. En una de sus obras “Santos enjaulados”, figuras populares de Santos y Vírgenes aparecen en situaciones incongruentes como sartenes, picadoras de carne y otros elementos que dotan de ironía, sarcasmo y humor negro escenas religiosas.

Ferrari y la política

No puede separarse la obra de Ferrari de los sucesos políticos argentinos, el principal será la dictadura del 76, en este dramático momento se exiliará con su familia a Brasil. Ariel Ferrari, hijo de León, desaparecería ese año en manos de la dictadura cívico militar que ensombreció la vida del país.

Su producción política no estuvo sólo vinculada a estos terribles hechos que serían suficiente argumento para cualquier serie de creaciones, sino que sus collages y objetos intervenidos van a incluir las temáticas y reivindicaciones de los colectivos LGTB y feministas como el derecho al aborto (muchos años antes de que fuera una causa masiva y popular) con los cuales establece un compromiso y un diálogo asiduo visibilizando las demandas de los sectores involucrados. Es necesario enfatizar su presencia y persistencia cada vez que fue convocado a manifestaciones, marchas por los derechos humanos. O su participación activa en comunicados y cartas contra todo lo que realmente atenta a la democracia que es la falta de derechos e igualdad.

León es el artista provocador que revaloriza el compromiso social y político. Su extensa producción, en múltiples formatos y técnicas, de gran calidad, todavía nos interpela y nos obliga a releerlo, revisitarlo, estudiarlo y por qué no a ser partícipes de sus protestas contra el sistema hegemónico del arte y la desigualdad del capitalismo.

Lola Mora: escultora argentina y universal

 

Su nombre completo era Dolores Candelaria Mora Vega, autora de la famosa Fuente de las Nereidas. En una época en la que arte y mujer eran palabras excluyentes, fue una de las pocas artistas que logró reconocimiento durante su vida.

Por Gabriela Canteros

Lola Mora fue una de las pocas escultoras mujeres que logró reconocimiento durante su vida, becada en Europa, para realizar sus estudios en escultura clásica. Luego fue criticada y olvidada por la misma sociedad que la ovacionó. Se conoce poco sobre su origen y su final en la pobreza y el olvido; a veces es preferible no recordarlo. Lo que podemos hacer es tomar su periodo de esplendor, cuando tuvo la fuerza y la voluntad de estudiar y crear esculturas magnificas. Como la famosa Fuente de las Nereidas, con figuras clásicas que sin embargo tenían un tratamiento especial de movimiento, dinamismo y composición, y destacan el estilo de la artista, tienen la fuerza y la escala de las esculturas griegas y romanas pero salieron de la mano de una artista argentina.

Dolores Candelaria Mora Vega era su nombre completo, nacida en las Trancas, al norte de Tucumán, ¿otros señalan que fue en territorio salteño?, en 1866. Lo llamativo para la época era que ella trabajaba con pantalones, ese pequeño gesto rebelde y revolucionario para el momento histórico la distinguía entre sus pares en el taller de escultura.

Lola comenzó estudiando pintura con el artista y profesor Santiago Falducci y prosiguió sus estudios en Roma becada por el gobierno argentino en el taller de Guilio Monteverde quien la formó en el trabajo en mármol, el modelado en arcilla, el bocetaje de esculturas y la introdujo en el mundo de la escultura.

Entre sus obras más conocidas se destacan: La Fuente de las Nereidas, La Libertad o La República, La Gloria, El Gaucho o Paisano, La Madre y el Hijo o La Maternidad, El Soldado y El Clarín o Clarín de la Patria, Belgrano y la Bandera o La Jura de la Bandera, Fray Gorriti bendiciendo la Bandera, Los Granaderos.

Las artistas mujeres y diversidades han participado de una amplia gama de movimientos y estilos artísticos de gran envergadura, pero las exposiciones en museos o galerías siguen siendo desiguales en cuanto al número y representación de las mismas. La ausencia de las mujeres en los espacios culturales como protagonistas y creadoras es notable, se les da en general un rol pasivo, marginal y muchas veces inexistente.

En la historia del arte nacional, nos resuenan escasos nombres, entre ellos: Raquel Forner, Lola Mora, Alicia Penalba, Sara Facio, Norah Borges, Procesa del Carmen Sarmiento, Silvina Ocampo (aunque su actuación en las artes plásticas es más bien breve es digna de ser contada), la artista francesa Léonie Matthis (1883-1952), radicada en Buenos Aires, Ana Weiss de Rossi (1892-1953), fotógrafa que vivió en Argentina. También Grete Stern, Graciela Sacco, Lía Gismondi, Sarah Grillo, Diana Dowek y Gertrudis Chale. Ellas son algunas de las artistas que podemos encontrar en colecciones nacionales y que podemos seguir descubriendo.

En el año 1997 un grupo de jóvenes estudiantes del último año de la Escuela de Artes N°3 de la localidad de Libertador General San Martín, provincia de Jujuy, realizaron una réplica de la Fuente basada en fotografías de la misma, ninguno conocía en ese momento la original. El proyecto fue organizado por el artista y profesor jujeño Miguel Ángel Castro. Llevó meses tal tarea, fue una réplica efímera realizada en estructura de alambre, hierro y cartapesta pintada con látex. El resultado fue exhibido en el escenario de la fiesta de los estudiantes de dicha escuela y trasladado a la ciudad de San Salvador de Jujuy, donde fue exhibido durante la semana del estudiante. Finalizados los eventos la obra efímera fue destruida, y los restos de hierros y materiales reciclados para el próximo año.

Lola Mora fue conocida en su tiempo, olvidada y repudiada, luego rescatada y en algunos casos homenajeada. Escribí esta nota recordando su importancia en la historia del arte monumental argentino y en la escultura universal, y como una integrante más de esos jóvenes de 17 años que en 1997 participó de la reproducción efímera de su famosa Fuente de la Nereidas. 

 

Procesa Sarmiento: pintora y precursora del arte argentino


Maestra, escritora, propulsora del arte, AGENCIA PACO URONDO recuerda la figura de esta artista y promotora cultural del siglo XIX.
 


Por Gabriela Canteros | 

¿Sabían que Domingo Faustino Sarmiento tenía una hermana pintora? Su nombre era Procesa. Como otras grandes pintoras de la historia argentina quedó velada bajo la sombra de su hermano presidente, maestro y periodista. Ella era tan talentosa y segura de sí misma que firmó sus obras, no era común que las mujeres firmaran con su nombre y apellido, la mayoría prefería permanecer en el anonimato. Muchas veces una obra era despreciada al advertir que había sido pintada por una mujer. El olvido frente a su imagen de artista se equipara al de Norah Borges por ser también hermana del afamado escritor. Mujeres en contextos privilegiados pero a la sombra del patriarcado como tantas otras.

Su hermano le enseñó a leer y su madre Paula a realizar tejidos y manualidades. El pintor y retratista francés Amadeo Grass la inició en pintura durante su estadía en San Juan. Exiliada en Chile junto con Domingo Faustino recibió clases de Raymond Auguste Monvoisin, otro famoso artista francés; de ambos adquirió el estilo que destacaría en sus retratos, el claroscuro característico de la pintura romántica. Una vez casada en 1850 con Lenoir Benjamin dejó la pintura y la enseñanza para encargarse de la familia y el hogar, ¿les suena?

Luego de que su esposo sufriera una accidente Procesa volvió a las aulas y al arte para ser el sustento de su familia. En su producción se destacan los retratos y las naturalezas muertas o bodegones. No sólo se dedicó a la pintura, sino a la enseñanza del arte a otras mujeres, a las que promovió exponiendo sus obras, así su figura no sólo se reivindica en la soledad de una artista sino en la sororidad con otras que también tenían interés en el arte. Desde un lugar absolutamente alejado del centro hegemónico del arte en Argentina, lejos de Buenos Aires, en su provincia natal marcó una influencia cultural destacada.

Logró hacerse un nombre en medio de un área donde predominaba la presencia masculina. Aunque es considerada la primera pintora argentina no podemos afirmar ese punto, debido a la falta de información sobre muchas mujeres que en silencio y sin reconocimiento, prensa, difusión, alejadas del poder, practicaban la pintura y cuyas obras no han terminado de rescatarse, o probablemente ya no existen debido a la total falta de conservación y restauración de producciones de artistas mujeres. Por considerarlas de menor grado de belleza o capacidad, como lo señala numerosas veces la Doctora y curadora feminista Georgina Gluzman en sus investigaciones acerca de las artistas mujeres en Argentina.

Procesa utilizaba preferentemente el óleo, el dibujo a tinta y lápiz pero también se han encontrado técnicas tan modernas como el collage, lo que denota claramente su espíritu creativo y libre; sin someterse a las técnicas habituales y académicas del arte, como lo destaca en su obra: collage de paisaje sanjuanino. El retrato fue su especialidad, entre los más reconocidos se encuentran el del presidente Manuel Montt, el escritor Juan María Gutiérrez, el General Juan Gregorio de Las Heras, Raymond Monvoisin y el de Vicente Fidel López. También el de Mauricio Rugendas, su hermano Domingo y de su hija Victorina. La captación de las características fisonómícas y psicológicas de sus personajes nos permiten aún hoy disfrutar de la maestría y calidad de sus óleos, en especial las cualidades colorísticas sobre el dibujo.

En 2018 se cumplió el bicentenario de su nacimiento, su figura fue recuperada en la provincia de San Juan y en el vecino país de Chile, con numerosos homenajes, promoviendo la recuperación de su vida y su obra. Fue maestra, pintora y escritora, propulsora del arte. Su figura sufrió un triple ocultamiento: bajo la sombra de Sarmiento, marginada del “centro del Arte hegemónico argentino, Buenos Aires", y el hecho de ser mujer artista en el siglo XIX. Falleció a los 81 años, el 15 de septiembre de 1899.

Gabi Guia Galeria de Imágenes